"[...]Destruir esta belleza de la que participan todos y que lideran Xavi, Andrés y Leo ha sido la única obsesión de Mourinho desde que su equipo perdió por 5-0 en el Camp Nou el año pasado. La apuesta por la dureza de Ramos, Pepe, Khedira, Xabi Alonso y Marcelo ha convertido a una buena plantilla en un equipo obsesionado en destruir más que en crear. Y algunos ya empiezan a pensar que de esta manera la frase que se puede acuñar pueda ser: "Así, así, nunca ganará el Madrid".
Volviendo hablar de belleza, analicen los nueve goles de esta apasionante Supercopa. Un bello gol del Real Madrid, el primero de Ozil en el Bernabéu en jugada de Benzema, por cinco bellísimos del Barça: los tres de Messi y los de Villa e Iniesta, gracias a "estratosféricos pases", como diría 'La Gazzetta', del genio de Leo. Ya lo ven, 5-1 en belleza. Esa es la diferencia.[...]"
Que se mueran los feos, que no quede ninguno... Carlos Pérez de Rozas podría cantar esto pero refieriendose a la belleza del fútbol, de las jugadas que dan a luz a los goles de cada equipo.
Su Barça ganó la Supercopa por un computo general de 5-4, pero dando la impresión de haber jugado menos que el Real Madrid, quiero decir, de peor manera que los blancos, con menos ocasiones, menos verticalidad.
No contento con eso, ahora se aventura a decir que el resultado, por preciosismo, es de 5-1. Parece ser que los goles que no precedan de jugadas bellas, no valen.
Me gustaría ver una final de Champions, con su equipo, empate a 0, minuto 93, y gol de los suyos, de rebote tras una jugada embarullada. No perdería un brazo, en caso de apostarmele, a que este forofo celebraría el gol como si hubiese sido la jugada más bonita y perfecta de toda la historia.
Cuanta hipocresía...
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