martes, 13 de enero de 2015

Un grito sordo contra la injusticia


Tras la entrega ayer del tercer Balón de Oro a Cristiano Ronaldo, podemos decir ya sin ningún tipo de dudas que este premio ha perdido todo su valor, todo su prestigio, toda su reputación. Sin ahondar todavía en el apartado de mayor o menor merecimiento de cada candidato, el hecho de que se reconozca abiertamente que un galardón carece de criterio a seguir, donde lo que importan más son los intereses supra-futbolísticos y se admite sin rubor que las votaciones se rigen por amiguismos, no puede considerarse algo serio sino más bien todo lo contrario. 

Joseph Blatter ha sido muy listo de fusionar FIFA con France Football hasta el punto de fagocitar al antiguo premio, donde la elección del mejor jugador de cada año se llevaba a cabo a través de una votación sólo medida por unas normas no escritas pero con cierto rigor, hasta llevarlo al terreno de la parafernalia propagandística, donde las grandes caras de las mayores empresas deportivas del mundo son los que desde hace siete años se van repartiendo entre ellos el galardón en una competición para ver quién de los dos ha marcado más goles y quién grita más (literalmente) para celebrarlos.


Mentiríamos si dijéramos que Messi, el mejor futbolista del mundo y de la historia en opinión del que escribe, no se ha beneficiado de esta nueva forma de votación, en perjuicio de otros futbolistas, hasta compañeros de equipo, que se lo merecían más. Es un hecho que la primera edición de este controvertido FIFA Balón de Oro sorprendió incluso al propio Leo, el cual como discurso de inesperado vencedor no pudo más que improvisar diciendo que quiénes de verdad se merecían ese trofeo eran sus compañeros Xavi e Iniesta. Se rompía así una estadística histórica que daba a entender que en año de Mundial se priorizaba ese premio por encima de los demás, y que previamente había galardonado a jugadores de menor nivel futbolístico como Fabio Cannavaro (2006, año en el que el Barça aupado por un estratosférico Ronaldinho había conseguido doblete de Liga y Champions) y a otros de reconocidísimo talento mundial como Ronaldo Nazario (2002) o Zinedine Zidane (1998), cada uno de ellos estrellas de sus equipos nacionales en sendas conquistas mundialistas.

Si bien en este último campeonato es difícil focalizar el centro de atención en un sólo jugador del equipo alemán campeón del mundo, es un insulto que el representante teutón de esta victoria candidato ayer a ganar el Balón de Oro, Manuel Neuer, haya recibido tan bajo reconocimiento. En 2010, cuando los votos de futbolistas y seleccionadores auparon sorprendentemente a Messi sobre los españoles, al menos el Mundial mantuvo su importancia hasta el final, hasta el punto de que a todos nos pareció raro que un ganador mundial no se llevara el galardón. Este año el Mundial ha pasado interesadamente desapercibido para la entrega del Balón de Oro. Un insulto para Neuer, Müller, Lahm, Kroos o al que usted le apetezca poner ahí.

Aunque en mi opinión no es injusto que Cristiano se haya llevado el Balón de Oro, el palmarés de Neuer este año es tan brillante o más que el del portugués: Copa de Alemania, Supercopa de Europa, semifinal de Champions, Bundesliga y Mundial. Cristiano ha ganado la Copa de España y la Champions. Si infravaloramos el peso histórico que han tenido los mundiales, cosa ilógica a todas luces, no sólo el cartel de Neuer empeora ostensiblemente, sino que además el de Cristiano no se ve empañado por un campeonato cercano al ridículo. Además, de esta manera matamos dos pájaros de un tiro, al quitar el único mérito deportivo que había hecho Messi este año, que fue conducir a su selección hasta una final histórica y recibir el galardón al mejor jugador del Mundial. Un premio éste último también discutido por una prensa española que entonces consideró que un alemán lo merecía antes que Messi, pero no así el Balón de Oro. Curioso.

Aunque nada nos pilla ya de sorpresa. El menosprecio que sufren los diferentes méritos deportivos de los aspirantes en función de que tu candidato salga beneficiado está a la orden del día, sobre todo en países donde no se conoce la vergüenza como España. ¿De verdad es tan importante ganar la Champions, más aún incluso que ganar un Mundial? Entonces, ¿por qué Frank Ribèry acabo ridiculizado en la entrega del Balón de Oro 2013, cuando se presentaba como flamante campeón de un triplete indiscutible? ¿No es motivo de vergüenza y escándalo que aquellos que dicen que la Champions de Cristiano está por encima del Mundial de Neuer no denunciasen que el año pasado Cristiano arrebatase a Ribèry el Balón de Oro habiendo ganado NADA? ¿Acaso no fue discutido con vehemencia desde Madrid la elección en 2012 de Messi para su cuarto Balón de Oro, ya que lo único que había conseguido era ganar la Copa de España y batir el récord histórico de goles de Müller (91, a decenas de la mejor marca del portugués) mientras que el Madrid había ganado la Liga y el Chelsea la Champions?

Ya ven ustedes, que dependiendo de las opciones del candidato de la prensa madridista, los criterios son diametralmente dispares

-  en 2010 se puso el grito en el cielo porque un ganador mundialista no ganó el Balón de Oro. Se habló hasta de Casillas (entonces parece que un portero sí podía optar a ganar el Balón de Oro, ahora no) e incluso algunos madridistas resentidos conque el Balón de Oro fuera íntegramente culé hablaban de Sneijder, más por ex-madridista que por el triplete y la final del Mundial que disputó, logros dignos de mención, pero insuficientes para un premio cuya cultura aún priorizaba al ganador del Mundial sobre cualquier competición de clubes. Hasta se llegó a acusar al periodista español que votaba para France Football, Francesc Aguilar, de haber votado a Messi por delante de Xavi o Iniesta, lo que fue rotundamente falso (acusación realizada por la facción mediática madridista que ha conseguido sustituir al mencionado Francesc Aguilar por Alfredo Relaño en la votación del Balón de Oro en un alarde de neutralidad, aunque éste es otro tema) ;

Atentos al titular superior. Hipocresía y manipulación es quedarse corto.


- en 2011 no hubo duda alguna;


- en 2012 desde España no se escuchó a ningún periodista defender los logros de Drogba o algún representante blue recién ganador de la Champions como posible candidato al Balón de Oro. Al contrario que dos años antes, cuando algunos pedían el Balón de Oro para Casillas antes que para Xavi o Iniesta por ser el capitán y demás chorradas, olvidando que estos dos habían ganado también la Liga, ahora la Liga sí cobraba capital importancia a la hora de decidir el ganador. Éste debía ser Cristiano (o incluso Casillas). Messi había metido 50 goles en Liga (terminando de batir el espectacular récord goleador de Gerd Müller poco después) pero entonces se decía que "lo importante son los títulos, no los goles" y "que para premiar los goles ya estaba la Bota de Oro" (cáguense). La Copa del Rey, al parecer, ya no se consideraba un título... y el pobre Iniesta, habiendo ganado el trofeo al mejor jugador europeo del año anterior y con palmarés incluso mejor que el de Messi por ganar la Eurocopa ese año, pasó sin pena ni gloria porque entonces ya no era rival de Messi, como en 2010, sino de Cristiano; no competía contra el argentino sino contra el portugués, en una clara demostración de que los periodistas españoles son muy patriotas mientras no le toquen a su Real Madrid. Bajo cierta polémica, Messi ganó su cuarto Balón de Oro, precipitado en mi opinión más que nada por la oportunidad que se le presentó a Blatter de otorgar por primera vez en la historia el cuarto Balón de Oro a un mismo jugador, constatando su categoría de leyenda, y con todo el poder mediático que ello representaba para el premio. En Madrid sin embargo esto les marcó como hierro incandescente.

- en 2013, cuando Messi ganó la Liga pero bajó su rendimiento personal por las lesiones, y Ribèry y Robben se erigían como flamantes reyes de Europa, y el único mérito que esgrimían desde Madrid para con Cristiano es que había sido el que más goles había metido (un mérito que el año pasado no era importante para estos mismos periodistas, y además aún a decenas del récord de Messi), el Balón de Oro fue para... Cristiano. Unos días después de cerrar la votación para el premio, con todo el pescado vendido y con el portugués que apenas había recibido el reconocimiento del periodista español (quién si no) en la entrega del trofeo al mejor jugador de Europa que se llevó Ribéry, Blatter cometió el error de enajenar al único equipo del mundo sobre el que no se pueden gastar bromas. El Real Madrid y su séquito mediático estallaron en una explosión de cólera, lo que encendió la mecha para que Florentino Pérez, bajo cuerda, tuviese "legitimidad" para conseguir que Blatter, en una acción sin precedentes, "ampliase el período de votación" para quién "quisiera cambiar su voto", pudiese hacerlo. Justo en esos días Cristiano con un par de goles clasificó a Portugal para el Mundial en la repesca, logro absolutamente menor que no fue capaz de disimular que el verdadero propósito de esa "ampliación de voto" fue la de comprar votos a ciertas influencias, como los representantes de la selección de Qatar que gozaban del respaldo de Florentino para su Mundial, para asegurar el voto a Cristiano, y cuya confesión posterior no mereció ocupar ningún lugar visible en la prensa deportiva española. El objetivo se había conseguido, daban igual los medios. Cristiano era campeón. Ribèry, estafado, explicó cómo se lo olió desde el principio cuando Cristiano, desaparecido en galas anteriores donde él no era el protagonista, iba acompañado de todo su séquito ese año. "Los abrazos de Blatter con Cristiano  tras ganar el Balón de Oro no los olvidaré nunca", dijo Ribèry. No pasa nada si tampoco pudisteis leer nada de esto en la prensa española. Como ya digo, no era importante. 




Secuencia de acontecimientos que propiciaron el Balón de Oro para Cristiano Ronaldo en 2013

- y en 2014, actualmente, y con todo ya requeteexplicado, no merece la pena ahondar más en el escándalo más que en el linchamiento mediático de la prensa española contra Michel Platini, el cual en un último intento de mantener el poco prestigio que le queda al Balón de Oro, le intentaba dar al Mundial el respeto que se le ha perdido definitivamente este año pidiendo, siempre según su opinión, el premio para un alemán. El Real Madrid, indignado, apeló a la neutralidad de los dirigentes y al espíritu deportivo del premio para acabar diciendo que Cristiano era el mejor y debía ganarlo sí o sí (!). No ha habido mucha sorpresa. 



Lo curioso de todo esto, y ya para acabar porque podría extenderme horas, es que para todo lo que no concerniese al premio al que aspiraba ganar Cristiano, el Mundial sí que tuvo influencia: el mejor XI de la FIFA estaba copado de alemanes y Joaquin Löw ganó el premio al mejor entrenador. Incluso el resto de votaciones iban encaminadas a lo realizado en el mundial, quedando por ejemplo Mascherano en el puesto 19º (de 25) por delante de Ramos (23º), cuando a nivel de clubes Mascherano no ganó nada mientras Ramos fue imprescindible para que el Madrid se alzara con la Champions. ¿Pesó en estos casos lo realizado en el Mundial - fracaso de España y el gran campeonato del jefecito? Por supuesto que sí. Incluso Luis Suárez, ganador de la Bota de Oro, no pudo disfrutar ni siquiera entre un puesto en el top 25 para el Balón de Oro como castigo al mordisco que dio a Chiellini en el Mundial. 

¿Qué más se puede añadir para demostrar el interés que hay detrás de este desprestigiado premio en el que lo ganan Cristiano o Messi en función de la fuerza del aparato mediático que les empuja cada año por delante del resto de jugadores del mundo? Que sean estrellas no les impide tener peores rendimientos un año que otro futbolista, y por supuesto el serlo no les pone por delante del ganador del Mundial.

El tiempo dará la razón a los que claman por la insignificancia que está adquiriendo el premio cuando, dentro de unos años, entre Messi y Cristiano sumen más Balones de Oro que Cruyff, Van Basten, Platini, Beckenbauer y Ronaldo. 

Este artículo no pone en duda todos los Balones de Oro de Messi y Cristiano, pero sí intenta aclarar la diferencia de trato de la prensa española hacia uno y otro. No se puede protestar contra el prestigio de un premio cuando no se lo dan a tu candidato y ponerlo por las nubes cuando sí se lo dan. Y no he usado el verbo inapropiado, ya que desde el año pasado se sabe que el Balón de Oro no se gana, se da.

@CapPescanova