jueves, 14 de agosto de 2014

El anti-anti-rosellismo

Si creíais culés que el entorno del club no era ya bastante complicado, ahora ha aparecido una nueva facción en ella. Si en general el entorno se dividía en -ismos estúpidos con los que la gente apoyaba a distintos bandos dentro una pelea inexistente en lo meramente deportivo (más allá de tener tus más y tus menos con el colega del bar sobre quién mejoraría ahora mismo más la defensa del Barça, si Bogarde o Thuram) pero sí en la pelea de poderes de la institución, ahora se ha desprendido del actual "rosellismo" un colectivo cuyo única preocupación tuitera consiste en buscar el error y la contradicción de aquellos que van en contra de Rosell, no defendiendo a Rosell, sino atacando con argumentos a la defensiva (irónico, verdad?) a todo aquello que el que ataca a Rosell defienda. Parece complicado, pero en realidad es muy fácil.
Partimos de la base (hipotética para los anti-anti-rosellistas) de que todo el que critica a Rosell, suave o duramente, comprensiva o agresivamente, con motivos o sin ellos, no siempre lo hace por sistema; es decir, llegando a ser tan osado de suponer que si hay gente que critica a Rosell (algunas de ellas tendrán un cierto motivo, incluso pueden ser, los menos con total seguridad obviamente, motivos de peso) por algo será, el aficionado medio azulgrana se encuentra ahora mismo en una inútil y nociva encrucijada por ver quién se lanza el "y tú más" más incongruente. 

Con Laporta, y esto era de agradecer aunque fuera él el centro de todas las críticas, no pasaba eso: casi todo el aficionado culé estaba de acuerdo en que Laporta era un liante, un golfo, un barriobajero y un irrespetuoso en muchos sentidos. Irónicamente, Laporta generaba con su forma de ser mucha más unión en el barcelonismo de la que hay hoy en día, por varios motivos, entre los que destacan su buena relación con Cruyff y su nulo intervencionismo en la parcela deportiva, donde su Barça cosechó muchos éxitos y donde sus apariciones esporádicas en televisión, tan mal vistas siempre desde Madrid y receladas por la culerada, no generaban sino un escudo que protegía al equipo ante su glorioso camino hacia los títulos. Con varios años de turbulencia por el medio, resueltos rápidamente y muy bien, que terminaron por encender la mecha de una afición que pensaba cuando votó a Rosell con la mayoría más absoluta de la historia del club que lo único que le faltaba al Barça para quedarse en la cima era que desde su propia cima la tempestad también estuviera calmada.

Pasados tres años, muchos pensamos que aquel ruidoso Laporta no era más que una tormenta de muchos truenos y poca lluvia, mientras que Rosell, a la chita callando, ha pasado cual monzón arrasando con todo aquello que se le cruzó. Esta opinión es personal, por supuesto. Hay muchos culés que no sólo no piensan así sino que piensan todo lo contrario. He ahí donde hay que pararse para explicar todo este problema con el entorno. Si con Laporta había consenso porque recibía toda crítica que se mereciese, y cuando hablamos de recibir hablamos de quién verdaderamente tiene la capacidad de criticar que no es otra que la prensa afín, con Rosell nunca ha sido así porque, mal que me falle la memoria, la mala crítica contra él desde el comienzo de su gestión ha sido totalmente inexistente desde la prensa. Sin duda una prensa comprada que mediante los intereses de Rosell le ha dorado la píldora hasta hacer ver a la gran mayoría de los consumidores de información azulgrana lo bueno que es. 

Razones ha habido, y otra vez debo añadir que esto es opinión personal, para haberle criticado, como por ejemplo:
- que su máxima preocupación al llegar a la presidencia del Barça fuera gobernar desde el revanchismo contra la Junta anterior; 
- que mientras se perdía el tiempo reclamando tonterías pasadas a Laporta que no afectaban en absoluto al equipo se le dejara abandonado ante la venenosa prensa de Madrid con un Guardiola que tuvo que hacer de entrenador, portavoz y presidente en funciones de un club abandonado a toda suerte de acusaciones, ya fueran arbitrales o de dopaje; 
- quemar a Guardiola, además, con un desabrimiento total tanto en la parcela técnica como en lo personal ("los títulos no te respaldarán siempre") hasta conseguir que se fuera el mejor entrenador de la historia del club (inciso: ya pueda decir Guardiola que esto no fue así, que seguiré pensándolo, interpreto ese NO de Pep como el que sólo busca dar desde fuera un poco de estabilidad que no se le está dando al Barça desde dentro); 
- que se descuidara de esa manera la parcela técnica, olvidando reforzar el equipo y dan cuartelillo a unos jugadores que se han tirado dos años sin entrenar y haciendo lo que les ha dado la gana, con entrenadores o indispuestos o incapacitados de imponer disciplina; 
- el fichaje de Neymar, la peor gestión de un fichaje que he visto en mi vida, que ya tiene que estar mal montado para que un sólo socio te meta en este apuro de imputaciones y juicios (y lo digo como culé, si no eres Florentino, no intentes imitar sus chanchullos mafiosos), no sólo por el dineral sino por seguir un año más descuidando al equipo; 
- por estar más preocupados en crear lo del Espai Barça con Qatar que en cuidar a un equipo que se iba a la deriva; 
- que no hayan sido capaces de reducir nada la sanción a Suárez cuando cualquier equipo con reputación y peso institucional, y al menos el Barça cuando ellos lo cogieron lo era, podría haberlo hecho; 
- alguna más me dejo pendiente... ah sí, pendiente, como la sanción de no poder fichar durante un año. 



Tras esta enumeración y habiendo perdido varios lectores rosellistas a estas alturas del texto, espero haber puesto en bandeja el por qué del problema que tiene el Barça con el entorno. No hay crítica. Se ha transformado la crítica en una mera banalidad argumentada con un frase vacía "si criticas al Barça, es que no apoyas al Barça y no eres del Barça", por parte de los mismos que se tiraron todo el mandato de Laporta criticándole por todo. Que digo yo que después de la larga lista de despropósitos de Rosell enumerada previamente, a los señores Nolla y Casanovas les podría haber dado para dedicar alguna editorial menos a criticar a Cruyff, Laporta y Guardiola y sí a Rosell, Bartomeu y Freixa, pero parece que no, que aún no les han dado motivos suficientes. Y si ya hablamos de lo meramente deportivo, olvidaos también, porque para Mundo Deportivo y Sport el 7-0 del Bayern no existió, de la misma manera que estamos pasando este verano sin más pena que gloria con unos fichajes desilusionantes en su mayoría y con un mes de mayo pendiente de olvidar.

El socio culé medio, en su bendita ignorancia supongo yo, se creerá todo lo que diga la prensa y a estas alturas desconfía de todo aquel que critica al dimitido presidente imputado, ya que instantáneamente lo encasilla en un "éste será de la oposición" y las contextualiza hasta darles el nulo valor que los interesados querían.

En este sentido, los rosellistas que intentan ponerse al mismo nivel de crítica que los cruyfguardiolaportistas poco pueden rascar de errores de directivas pasadas ni de pasados entrenadores exitosos afines a ellas ya que unas cometieron pocos errores si las ponemos en una balanza con la actual y otros son unos ídolos de por vida para la culerada por mucho que se les desprestigie injustamente desde la prensa afín al rosellismo. Estar imputado por no declarar 40 milloncejos o mentir en el precio de Neymar o llevar al mejor equipo azulgrana de la historia a la ruina son entre otras acusaciones mucho más dolorosas que beber champán agarrado a tiparracas despampanantes o quedarse en calzoncillos en un aeropuerto. 

De ahí que se haya desarrollado esta nueva facción del rosellismo, que es el anti-anti-rosellismo. Es como la oposición de la oposición. Es el frente contrario a los cuatro descamisados de Twitter. El anti-anti-rosellismo dice no ser anti-laportismo, pero lo es. Empezaron esgrimiendo de forma pausada un falso "no defender a Rosell" de lo indefendible pero no poder ver a Laporta ni en pintura, porque para ellos era más importante ser un chorizo guardando las formas burguesas que un individuo de a pie descastado, y evidentemente gastarse 80.000€ en espías vale tanto como manejar 600 millones en un nuevo Camp Qatar Nou. Luego fueron contra Guardiola, llegando incluso a desear sus derrotas con el Bayern. Ahora sus focos están puestos en la fuerza periodística anónima tuitera contraria a Rosell, cazadores de pelícanos y demás secuaces de principios guardiolísticos.

Su forma de actuar es sencilla: justifican la penosa labor de la actual directiva aludiendo a mil excusas de deterioro de la plantilla y del estilo de la que en absoluto son culpables, y criticando a todo aquel que ose recordar y añorar mejores tiempos pasados donde ese tipo de excusas que justifican la falta de juego y títulos se paliaban con un buen organigrama deportivo y con trabajo y más trabajo. Tú les dices que el trabajo que se hacía antes con Guardiola no era el mismo que el de ahora, y te hablan de los fichajes fallidos de Pep o la denigrante frase de "nos quedamos a un gol de ganar Liga y Copa, fíjate lo mal que estábamos", cuando las sensaciones se reflejaban en la impotencia del equipo al enfrentarse al Atleti, al que no pudo ganarle ni siquiera a la sexta oportunidad que se le presentó, en casa y con la motivación de poder ganar la Liga. Pero claro, eso no es tan malo como el fichaje que perpetró Guardiola con Chygrynsky. Ni punto de comparación. Acabáramos.

Un ejemplo de ello es el siguiente: cuando los guardiolistas criticaban el fichaje de Martino, como los anti-anti-rosellistas se quejaban de que no le dieran tiempo suficiente para adaptarse o hacer jugar bien al equipo, y llegar final de temporada, perderlo todo y culpar a estos de que con sus críticas y su falta de apoyo han desestabilizado al Barça, más que cualquier mala gestión de la directiva. O como cuando se rieron de Txiki y cuestionaban su política de fichajes porque el ManCity ha perdido una Community Shield, después incluso de haber ganado la ansiada Premier, porque es el director técnico que los laportistas añoran en vista de los deprimentes métodos(?) de Zubizarreta, pero para ello también tienen respuesta, ya que a Zubi lo puso ahí Guardiola en el cargo. O también cuando sonaba Reina hace unos meses para el Barça y los anti-rosellistas no lo querían porque les parecía un showman más que un portero válido, pues más rápido han saltado los anti-anti-rosellistas a comentar el cambio de principios al que tendrán que someterse todos al ser fichado por su amado Guardiola, dando a entender que a partir de ahora muchos pensarán lo contrario de lo que pensaban antes, lo cual dudo. 

Ojo, después de estos comentarios, bien que te matizan que ellos no tienen nada en contra de Guardiola ni de Txiki, al contrario... que lo que ellos critican es que haya gente que añore a tíos que hicieron al Barça grande pero que ya no están. ¿Defendiendo a los actuales? No, porque de hecho ellos mismos reconocen que muchas cosas de Rosell, Bartu y Zubi son indefendibles, y unos incompetentes. Su único objetivo es obviar los errores de la actual directiva con un "pues Laporta tal", los errores de los fichajes con "pues Guardiola con Chygrynsky pascual" y criticar a los que critican, argumentando que así no apoyan al equipo. 

Pensarán que ellos así sí lo hacen.