jueves, 17 de abril de 2014

Vista al pasado... Octubre de 2012

 Dani Alves y su sumisión a la mediocridad

Hace un año el mejor lateral del mundo, ahora sumergido en esa profunda crisis de rendimiento que más tarde o más temprano alcanza al futbolista brasileño más profesional. Daniel Alves fue durante la etapa gloriosa de Guardiola uno de los pilares básicos en los que se organizaba el equipo: tanto por su verticalidad y precisión en ataque como por su intensidad defensiva, sin olvidarnos de que siempre fue un referente a la hora de sacar el balón jugado combinando y entendiéndose a la perfección con los centrocampistas eternos de la Masía.

Hemos pasado de depender casi exclusivamente de él en las alineaciones como se puede depender de Valdés, Puyol, o incluso Xavi, Iniesta o Messi, a convertirse en un jugador sustituible por su deambular en el campo con más pena que gloria. Tanto que muchos agradecimos su oportuna lesión en el Clásico de liga en el que, sólo por su inexperiencia en la juventud (error inevitablemente subsanable)  Montoya le dio mucha más solidez al equipo. Sin dejar de añadir además que el larguero repelió su último disparo que hubiera supuesto el 3-2.

Dani Alves fue el que hace ya más de un año protagonizó una de las pocas situaciones controvertidas en el tema de renovación de contratos deportivos. Él y su agente presionaban de manera ostentosa reclamando un dinero que muchos manteníamos que se merecía y que otros muchos no justificaban dárselo pues sería ponerlo a la misma altura salarial que otros pilares importantísimos del equipo y que presumiblemente aportan más. Finalmente y seguramente sin ver lo que pasaría en el futuro, Dani Alves se entendió con la directiva actual y acabó consiguiendo un contrato multimillonario que le ponía a la misma altura que los Xavi, Iniesta y Puyol. Para algunos exagerado. Para mí no. Aunque estoy comprobando con el paso del tiempo que pagarle a un brasileño en proporción a lo que juega es peligroso: te arriesgas inevitablemente al acomodo de ese jugador.

Es un arma de doble filo: tipos como Ronaldinho jugaban de manera tan eficazmente maravillosa y espectacular que se merecían cualquier dinero que pidieran si tu intención era mantenerlo en tu equipo. El problema, es que cuando han jugado lo suficiente para conseguir lo que merecen, dejan de jugar para acabar no mereciéndose lo que firmaron. Todos los brasileños que llegan a la élite se pierden antes o después. Ronaldinho, Deco, Ronaldo, Kaká… por decir los nombres más mediáticos, son un claro ejemplo. Parece que el proceso está sucediendo también con el otrora fenomenal lateral.

En la retina mantendré siempre como Ronaldinho, en su anteriormente descrita decadencia, se dejó comer la tostada durante 90 minutos en una Supercopa de Europa por un Dani Alves joven e incombustible. Una auténtica navaja que acabó convirtiéndose por derecho propio en el capitán del Sevilla y ganándose el respeto de su afición. Ganándose el interés que los grandes tuvieron por él (Real Madrid, Chelsea y Barcelona) y mereciendo ser el futbolista por el que el Sevilla más dinero ha obtenido con su traspaso: 36 millones de €. Por un defensor. Pero tanto por parte andaluza como catalana, la inversión fue un éxito. Hasta ahora.

Ahora su aportación es nula. En la defensa no es intenso, tanto es así que últimamente no se ha preocupado ni por bajar a cubrir el hueco que deja al subir y perder el balón; balones que pierde porque ya no ofrece seguridad ni para sacar el balón tocado ni para combinar con sus compañeros; y en el apartado ofensivo, sus desmarques son cosas del pasado, pues sus temidos desbordes han sido sustituidos por ineficaces pases al pie y centros tan poco precisos como los de un Arbeloa cualquiera. Podrían justificarse todos estos hechos con fallos subsanables en lo deportivo, pero creo que es evidente que es un jugador que ha perdido la concentración, ni le quedan fuerzas ni hambre por seguir ganando.

Ojalá me equivoque y espero que el mejor Dani Alves vuelva a darle al Barcelona los grandes momentos que ha sido capaces de darnos a la afición. Al fin y al cabo, cuando un jugador muestra la desidia que él está mostrando, ya habría sido señalado por el respetable si no fuera porque en su retina aún mantiene vivo el recuerdo de lo que Dani Alves ha dado al Barça. Pero la paciencia tiene un límite, y duele ver como un canterano como Montoya o un suplente comodín como Adriano son capaces de pasar por delante de él en la rotación del equipo. Montoya se está consolidando como un auténtico jugador de 1ª división, mientras que Adriano está rindiendo en este inicio de temporada de manera impecable, superando a muchos delanteros del equipo con 3 goles en Liga. Un caso digno de estudio.

Tanto es así que la inestabilidad de ese lateral ha hecho que se consolide mucho más el ataque del equipo por la izquierda, donde están brillando Jordi Alba con sus subidas (también lleva 3 goles, alguno tan importante como el 2-1 contra el Celtic en el 93’) y un Villa renacido al que parece que tanto como por su rehabilitación como por el relativo ostracismo al que Vilanova le tenía sometido están haciendo sacar todo lo mejor de él. Suma eso a que Iniesta es omnipotente jugando siempre tirado a la izquierda y que Messi por mucho que juegue centrado siempre tenderá a irse a su pierna buena. Un desequilibrio total del ataque. Sólo Adriano y las esporádicas actuaciones de Pedro han compensado esa desproporción.

Una desproporción que hace un año, cuando el mejor lateral derecho del mundo hacía honor a su nombre, él solo se encargaba de desnivelarla a su favor. Una pena que hayamos perdido esta baza. Todavía está por ver si la podemos recuperar. Pero por lo que estamos viendo de un tiempo hacia acá (no sólo en esta Liga que empieza ahora) las cosas no pintan bien.

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